SANTA CECILIA, PATRONA DE LA MÚSICA.
La vida sin música sería un error. (Friedrich
Nietzsche)
El nombre de Santa
Cecilia se conoce y se extiende a causa del relato o historia sobre su martirio, en el que se pone de
relieve la perfección de la mujer que abraza la virginidad por amor a Cristo,
por lo que sufre este martirio (Actas de Santa Cecilia).
Parece ser que
perteneció a una familia patricia de Roma, educada en el cristianismo. Cuentan
que el día de su boda, Cecilia se sentó en un rincón y cantó a Dios en su
corazón pidiéndole ayuda. Pidió a su esposo que respetase su virginidad.
Cuentan las actas eclesiásticas, que consiguió que su esposo Valeriano y el
hermano de este, Tiburcio, abrazaran el cristianismo. Ambos fueron martirizados
y ejecutados.
Cecilia sufre martirio
por no negar su fe. Este martirio, según los escritos y estudios, tendría lugar
entre el año 180 y el 230. La historia de su martirio, comienza a conocerse a
partir del siglo V. La iglesia católica y la ortodoxa celebran su onomástica el
22 de noviembre (día de su muerte).
Lo único que se conoce
es que San Valeriano y San Tiburcio fueron realmente martirizados. El resto es
una pura confusión, por la falta de fuentes en las que consultar, y datos poco
claros, con respecto a la Santa.
El Papa San Pascual
trasladó las presuntas reliquias de Santa Cecilia y de los Santos Valeriano y
Tiburcio a la Iglesia de Santa Cecilia in Trastévere entre el 817 y el 824. Se
cuenta que en 1599, se le permitió al escultor Maderno, ver el cuerpo
incorrupto de la santa. Este esculpió una estatua de tamaño natural, donde
representa a la santa recostada, como durmiendo, pues parece ser que es la
imagen que retiene el escultor tras ver el cuerpo. Está realizada en mármol de
Carrara y se encuentra a los pies del altar mayor de la iglesia que lleva su
nombre en el Trastévere (Roma).
Ejerce su patronazgo,
no sólo en la música, sino también en los poetas y los ciegos (con Santa Lucia
de Siracusa). También es patrona de las ciudades de Albi (Francia) Omaha
(Nebraska) y Mar de Plata (Argentina). Algunos estudiosos del tema plantean un posible error en
la traducción de las actas de la santa, concretamente en la palabra órganis, que es el plural de órganum, que significa “instrumentos musicales”. Para
algunos críticos los códices no dicen “canéntibus
órganis (canéntibus como sinónimo de cantántibus), sino candéntibus órganis, Caecilia virgo…, Los órganos no
serian instrumentos musicales, sino instrumentos de tortura, y la antífona
describiría que Cecilia entre las herramientas del martirio cantaba a su señor
en su corazón.
En su martirio (según
las actas) fue condenada a morir asfixiada en humo, y paso más de un día en
esas condiciones, cantando el salmo LXX. Puede que sea una buena razón para ejercer
el patronazgo de la música. La música comenzaba a ser la esencia de la virtud.
En 1584 se funda en
Roma la Academia de la Música. En 1594, el papa Gregorio XIII, canoniza y la
proclama patrona de la música. Desde el siglo XVII, Francia, Italia y Alemania
celebran el día de la santa con diversos festivales musicales. En 1683, la
Sociedad Musical de Londres, estableció un festival del Día de Santa Cecilia,
que llega hasta nuestros días.
No siempre ha sido así.
En otros momentos de la Historia se ha relacionado con la música al Rey David,
a San Jerónimo de Estridón, a San Antonio de Padua, a San Francisco de Asís, a
María Magdalena, los cuales han sido representados en ambientes musicales.
No cabe duda de que en
la actualidad, aunque la sociedad este un poco alejada de los temas
eclesiásticos así como la diversidad religiosa en la que nos movemos, Santa
Cecilia es mundialmente conocida como la patrona de la Música.
Durante todas las
épocas musicales, ha habido compositores que le han dedicado su música a esta
figura, que por múltiples motivos (verdaderos o erróneos), regenta el
patronazgo del arte más universal: LA MÚSICA.
FELICIDADES
Bibliografía:
Cfr. Butler, Vida de los Santos,
vol. IV.
Enciclopedia Católica
Imágenes:
Santa Cecilia, de Matteo Rosselli
(1620)
El martirio de Santa Cecilia, de
Stéfano Maderno (1576-1636), en la Iglesia de Santa Cecilia (Roma)
Enterramiento de Santa Cecilia, de
Francesco Francia (1450-1517)
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